fanfic

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00004.00]

—¡La Órdiga! ¡Cuánto tiempo, Delan! —me saludó Ram.

Fue toda una sorpresa ver al muun que me dio trabajo años atrás en Mu’un V, detrás de la barra de la cantina de Chalmun, en el puerto espacial de Mos Eisley, en Tatooine. Tardé unos instantes en recordar que mencionó algo sobre buscar trabajo allí tras la invasión de aquella colonia muun.

—La galaxia es un pañuelo, ¿verdad? —contesté, alargando mi mano sobre la barra y estrechándole la suya.

—¿Qué tal te va todo? ¿Has venido solo? —preguntó extrañado, mirando en todas direcciones.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00003.00]

—¿Estás segura de que es por aquí?

—Claro que sí, Delan —me aseguró Kym.

Llevábamos casi una hora estándar caminando por los numerosos y nacarados pasillos de la majestuosa Universidad de Alderaan. Para no ser un día lectivo, allí había muchísima gente, incluso de especies de las que ni siquiera había oído hablar.

—Teníamos que haberle preguntado a alguien el camino —insistí.

—No empieces otra vez —me pidió ella con una sonrisa—. Te aseguro que éste es el camino más rápido a su despacho.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.07]

La cabina del “Arrecife de Diamante” era de todo menos tranquila. Nahie intentaba pilotar manteniendo la calma, mientras Garrune revoloteaba de aquí para allá, ajustando los mandos que comenzaban a dar problemas. Al parecer, había sobrecarga de pasajeros y eso estaba haciendo mella en los sistemas de mantenimiento vital, los propulsores, los compensadores de inercia, etc.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.06]

Corrimos a través del solarium, rodeados por disparos láser procedentes de la ventana, justo detrás de nosotros. Muy pocos se nos acercaban lo suficiente como para darnos de lleno, y los que podían haberlo hecho fueron desviados por el haz de mi sable de luz.

Aún oíamos los gritos del Inquisidor Imperial desde el interior.

Un instante antes de que el primero de los soldados de asalto imperiales consiguiera atravesar la ventana, saltamos al nivel del suelo, frenando nuestra caída con la Fuerza.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.05]

Una llamarada de luz roja procedente de un sable de luz, iluminó el rostro del desconocido.

 Kym gritó por el sobresalto.

 Aquella figura parecía haber salido de la nada. No había sentido antes su presencia. Ahora, el Lado Oscuro anegaba por momentos la estancia.

 —Me temo que no nos han presentado —le saludé.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.04]

—No tardéis, ¿de acuerdo? —nos pidió Thaw.

—No te preocupes —le contesté.

—Será un visto y no visto —aseguró Kym.

—¿Seguro que no queréis que os acompañe Nahie?

—Cuanto más numeroso sea el grupo, más peligrosa será la incursión —le expliqué—. Parecería una excursión a la boca del lobo. Ya lo hemos hablado, Thaw

—Tenéis razón —admitió el mon calamari—. Pero si os descubren…

—Entonces mi protector deberá mostrar su valía —le tranquilizó Kym.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.03]

La bodega aparentaba estar más llena que de costumbre. De hecho, aunque no fuera así, sí había más objetos valiosos de lo normal.

Kym anduvo por entre los pasillos de mercancía que había organizado DAQ-7, intentando encontrar algo que le hiciera recordar su origen o, al menos, el motivo de su detención.

—Al final has terminado por bajar —dijo Thaw, que caminaba junto a mí, seguido de Naggadik y Garrune.

—Eres muy persuasivo —contesté con una sonrisa.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.02]

Una explosión me sacó de mi trance.

Habían destruido el carguero corelliano para no dejar pruebas, tras haber rescatado de él todo cuanto se podía: mercancía, alimentos, medicinas, pequeñas cantidades de bacta y demás material del botiquín, componentes electrónicos, recambios, etc. Incluso, si habían seguido el procedimiento habitual, habrían extraído el combustible, dejando una pequeña cantidad, sólo para asegurarse de que la nave explotaría, con alguna ayuda añadida.

Thaw entró en la sala médica, seguido de Garrune y DAQ-7.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.01]

El carguero corelliano YT-1300 lucía orgullosamente el emblema imperial, pavoneándose sin saberse acechado. Nuestro dispositivo de camuflaje funcionaba perfectamente, según acababa de comprobar, y aquella no era una zona frecuentada por piratas. Estaban a salvo, o eso creían ellos.

Nada más lejos de la realidad.

El mon calamari y el wookiee más decididos estaban dispuestos a arrebatarles la mercancía que enriquecía las arcas imperiales a costa de sus ciudadanos. Mientras, un Jedi, un gungan y su droide de batalla estarían preparados para lo peor.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.00]

Acabábamos de salir del hiperespacio en las cercanías del sistema Daurtkyn. Nuestro carguero mon calamari se aproximaba a una estación imperial situada en el cinturón de asteroides que orbitaba alrededor del planeta Denkor. Sería nuestra primera pieza del día.

El commscan indicaba que nos encontrábamos a suficiente distancia como para no ser detectados. Thawarpi se levantó del puesto de mando y anunció:

—Comienza la cacería. Delan, tú supervisarás la defensa desde el Arrecife y nos avisarás si intuyes algún peligro.

“Como siempre”, pensé.