Reflexiones de un estudiante Jedi de la Antigua Republica

–—Inicio del holotexto––—

El jardinero decide que es flor o hierbajo. Selecciona sus flores. De entre éstas ya no hay hierbajos. Ya son sólo flores. ¿Y ahora? ¿Habría diferencia? Sí,… ahora hay flores que parecen hierbajos.

El jardinero se haría otra pregunta: “¿Qué flor elijo?” La más bella, la más colorista, la más resistente. Seleccionará aquella que es un compendio de todo, que lo tenga todo. Actuará con lógica.

La flor elegida en su medio natural es una privilegiada. Vive y es cuidada por el jardinero. No necesita ayuda y la recibe. El jardinero la prepara, la cuida, la mejora, la protege. Todo para el día final. El día en que el jardinero decide que está preparada para ser cortada. Ese día el jardinero consigue su objetivo, pero ¿y la flor? Desde ese momento tiene las horas contadas. Irá perdiendo poco a poco, minuto a minuto su cenit, su éxtasis de gloria y virtudes. La vida de la flor, tan cuidada en su territorio, en su porción de jardín, se revela ahora como inexorablemente corta con un final increíblemente cruel. Se irá rápidamente marchitando y al final morirá. El jardinero volverá nuevamente a hacerse la misma pregunta: “¿Qué flores elijo? Y así indefinidamente.

El jardín sigue existiendo, perdurará todavía, plagado de hierbajos y flores. Estos pequeños entes de vida vegetal se complementan mutuamente, se abastecen de vida entre todos en una comunidad necesaria para el mantenimiento de su hábitat. El haber perdido una flor, aunque sea la más bella, al jardín no le afecta negativamente. Él seguirá perdurando y sus raíces desarrollándose. Y las flores futuras mejoraran a las cortadas.

El paso a la oscuridad del Jedi es igual. El lado tenebroso te cuida y te prepara. Su belleza está en seducir y preguntar aquello que el Jedi hace. Y por qué lo hace. Y cómo lo hace. Cuando has sido seducido por la oscuridad ya has muerto. Estás dominado y únicamente eres un descontrol de pasiones para saciar poder, deseo de dolor en el ajeno, ansia de maldad despiadada.
Siempre hay dos tendencias de hacer, de actuar, de decidir lo que se hace, y cómo se hace y ver aquello que está bien o que está mal.

En el lado oscuro ya no puedes volver a tus orígenes. Cuando eras Jedi, en tus raíces, formabas parte de un conjunto, una simbiosis de seres que mutuamente se ayudan y se defienden de las perturbaciones del dominio, del poder, del autoritarismo.

Pero para mí todo esto es una divulgación propia del Templo. Una enseñanza o panfleto propagandístico del Consejo Jedi. Desde el momento que eres elegido como sensible a la Fuerza empiezas a hacerte preguntas: ¿Y éste don? ¿Por qué yo soy sensible a esta energía que es la Fuerza? ¿Por qué su conocimiento me lo encasilla la Orden Jedi en un extremo de su ancho espectro? Yo soy luz y no puedo ser oscuridad.
La Fuerza es una, y lo es todo. No acepto estos límites.¿Luz y Oscuridad? La Fuerza no los tiene. Son ellos quién la acotan… Los miembros del Consejo.

El autoconocimiento te permite conocer la Fuerza y su intrínseca virtud de vida. La vida no es algo oscuro, ni tampoco una luz perpetua. Tus circunstancias, las pruebas en tu vida te van guiando y enseñando. El autoconocimiento te permite a ti dominarla. Pero la Fuerza es bondadosa por naturaleza. ¿Y si mi sensibilidad a la Fuerza es un control que no soy capaz de dominar? Eso es el principio del miedo. Miedo a mi control, y a mi autocontrol. Miedo a lo que puedo llegar a hacer con este poder, y a que un ser vivo como yo sea capaz de quitar vidas o mutilarlas, o que incluso yo sea capaz de quitarme la mía.

El autoconocimiento te permite saber hacer, como hacer, que hacer en cada momento. El miedo no existe. Aquellos que crean normas tienen miedo. El Jedi tiene miedo a ser egoísta. El Sith a tener compasión. Ambos buscan controlar tu dominio de la Fuerza, de distintas maneras, pero su objetivo es el mismo: Tú. La Fuerza se lo permite y a la vez les engaña.

Hay que saber que la Fuerza es una dictadura, una dictadura eterna y nosotros tenemos una existencia muy corta. Nuestra realización como seres vivos consiste en saber conocerla y actuar con ella como un útil para nuestros objetivos, pero siempre para el bien comunitario, sin extremos despiadados, pero también sin temores ni limitaciones. No hay que aceptar leyes impuestas que te esconden el horizonte. El conocer los preceptos no te obliga a acatarlos, pero el aceptar dichos preceptos te condiciona a cumplirlos.

El Consejo Jedi no me permite exponer estas reflexiones. Reconocen mis virtudes y que soy un estudiante muy prometedor, pero también veo que tienen miedo. No se fían de mí. Me toman como subversivo, sedicioso, conspirador o agitador. Yo les digo que no creo en el lado oscuro de la Fuerza. La Fuerza no crea el lado oscuro. Ese lado no existe. Yo acepto el ideal Jedi, pero no así. Los miembros del Consejo tampoco me creen, ni me aceptan. Mi destino es buscar y demostrarles la verdad, y para ello mi futuro es …… El exilio.

[Coruscant. Templo Orden Jedi. Leor Hal (año 868)]

––-Fin del holotexto–––

ACLARACIÓN: El año 868 corresponde al sistema de datación existente en esa época y pertenece a la cronología establecida tras la Reforma de Ruusan (año 1000 ABY). En el actual Calendario Galáctico Estandar ese año equivale al 132 ABY.